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Mitos y verdades sobre las fechas de vencimiento

Fecha de Vencimiento

¿Es tan importante respetar las fechas señaladas en alimentos, remedios y cosméticos? ¿Se pueden consumir productos vencidos?; los descuidos de los consumidores.

Están quienes revisan rigurosamente las fechas de vencimiento de todo lo que consumen y tiran los alimentos el mismo día que se vencen, por más que el producto esté en buen estado. En el otro extremo, hay mamás que por descuido le dan a sus hijos un remedio vencido. ¿Cuán relevante es atender a las fechas de caducidad?

La vida útil de un alimento indica el tiempo que transcurre desde su elaboración hasta su deterioro e indica hasta qué momento puede ser consumido; hace a la seguridad alimentaria porque luego de ese período el producto puede verse alterado. Con respecto a los medicamentos, todos tienen un período de vencimiento porque las sustancias químicas que los componen y que producen el efecto terapéutico se degradan con el tiempo o se transforman.

Consumir un alimento vencido no implica un riesgo directo para la salud. Eso podría ser un mito. De todos modos, ningún médico lo recomienda, sobre todo, porque el consumidor no es un experto para evaluar el estado real del producto. La médica especialista en nutrición Mónica Katz explica a LA NACION que la fecha de vencimiento va dirigida a aquellos productos más perecederos, es decir, con más riesgos de contaminación y es importante tenerla en cuenta porque indican al consumidor hasta cuándo se lo puede consumir.

El problema de no respetar la caducidad no es sólo la pérdida de nutrientes y la calidad del producto, sino que justamente lo más preocupante es la contaminación y la toxicidad. «Los alimentos se deterioran siempre, algunos más rápidamente que otros, pero no significa que el día posterior a la fecha de vencimiento sea peligroso comerlos, siempre hay margen de consumo», aclara.

Por un lado, la industria tiene la obligación de informar para una mejor conservación del producto indicando la fecha de caducidad; pero, por otra parte, «luego de adquirido un artículo el resto del cuidado depende del consumidor, que no está muy educado al respecto y eso aumenta la importancia de la fecha de vencimiento», enfatiza la nutricionista. «La más peligrosa es sin duda la caducidad microbiológica porque si un producto cambia de aroma, sabor, humedad o crocantes no peligra la salud del consumidor», manifiesta.

El presidente de la asociación Consumidores Libres, el ex diputado Héctor Polino, se detiene en la falta de conciencia de los consumidores respecto de este tema. «El consumidor se fija muy poco en los vencimientos, no hay una preocupación muy difundida», asevera ante la consulta de LA NACION.

Polino cuenta que desde la asociación realizan recorridos periódicos por supermercados y comercios de alimentos para verificar el estado de los productos -el control oficial a nivel nacional corresponde a la subsecretaría de Defensa del Consumidor. Informa que es más común de lo que quisiera encontrar en las góndolas productos vencidos o muy próximos a vencer. «Suelen verse promociones cuando están a punto de vencer. Algunos productos se venden el mismo día de vencimiento, lo que es muy probable que se termine consumiendo vencido o tirándose, porque cuando alguien va al súper suele comprar para varios días», señala. Dice que esto ocurre sobre todo en lácteos.

La asociación detectó también otras maniobras. Suele darse el caso de artículos de panificación que directamente no tienen fecha de elaboración ni vencimiento. «Esa información al consumidor debe estar», recuerda Polino. Y se refiere también al engaño que percibieron recientemente en una bombonería. «Detectamos cajas de bombones importados con doble estampilla. Cuando levantamos una, la de abajo tenía otra fecha y estaba vencida», denuncia.

Alimentos que no se vencen

La médica especialista en nutrición Mónica Katz revela que hay muy pocos alimentos sin caducidad real, como pueden ser los cereales, las legumbres, el azúcar o la miel, todos ellos con muy bajo grado de humedad (inferior al 10 o 15 por ciento) y siempre que se conserven en un lugar seco, fresco y oscuro. Contrasta: «Los yogures poseen alta humedad (superior al 85 por ciento) y, por tanto, son susceptibles de sufrir deterioro por crecimiento de microorganismos».

La nutricionista explica que, en general, la fecha de caducidad de los productos es más bien una de consumo preferente. «Por ejemplo, la inmensa mayoría de los yogures se pueden consumir después de la fecha de caducidad sin riesgo para la salud, siempre que en el proceso de fabricación, distribución y conservación no hayan sufrido ningún accidente que haya dañado el envase», señala. Además, la temperatura es uno de los factores más importantes para el almacenamiento y de ellos depende que la fecha de vencimiento sea la que figura impresa.

Las cifras oficiales de Salud en EE.UU. muestran que se desperdicia alrededor del 14 por ciento de los alimentos que se compran anualmente. En la Argentina no hay estadísticas, pero la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura estima que en el mundo se tira un tercio de los alimentos que se producen cada año; y calcula que en los hogares el 40 por ciento de los artículos que se compran terminan en la basura.

Medicamentos, fecha y el peligro del kiosco

«Luego de la fecha de vencimiento no debe utilizarse ningún medicamento», enfatiza Javier Valverde, director del observatorio integral de medicamentos de la universidad Maimónides y autoridad del Consejo general del Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal . Luego se explaya: «Las variaciones químicas en la mayoría de los casos producen efectos nocivos como intoxicaciones hepáticas, irritación de la membrana gástrica o cefaleas intensas. En el mejor de los casos puede no atentar contra la salud pero no cumple el efecto para el que se lo toma».

El especialista recuerda que la legislación exige que todo medicamento contenga prospectos con información sobre las condiciones recomendadas de almacenamiento y la fecha de vencimiento impresa tanto en el blíster como en la caja que lo contiene; además señala en su artículo 19 que «Queda prohibido la elaboración, tenencia, fraccionamiento, circulación, distribución y entrega al público de productos impuros o ilegítimos. Entre estos se encuentran los vencidos».

La importancia de respetar el vencimiento es vital: una vez pasada esa fecha, todas las preparaciones químicas se degradan o se transforman y los medicamentos pierden eficacia y algunos suelen desarrollar efectos adversos en el organismo. La fecha de vencimiento identifica el tiempo en el que el preparado se mantendrá estable si se lo almacena bajo las condiciones recomendadas.

En el caso de los antibióticos son los más delicados porque per se son más propensos a descomponerse químicamente, mucho más si es líquido. El especialista pide mayor atención a las mamás, que suelen guardar el Amoxidal pediátrico por más de una semana -que es lo que indica el prospecto como fecha de vencimiento- y se lo dan sin consultar al médico ante una infección. «Cuando al niño se le da un medicamento vencido se genera diarrea y pierde mucho líquido; se complica mucho más el cuadro de infección», agrega.

Los adultos tampoco están exentos de complicaciones mayores. «Si una persona está medicada para hipertensión y la medicación que toma está vencida y no le hace efecto podría padecer un ataque cardíaco o un ACV. Para alguien con diabetes significaría un descontrol de la glucosa en sangre y así con otras enfermedades crónicas», explica Valverde, miembro de Farmacopea Nacional Argentina.

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) es el organismo responsable de realizar las inspecciones en los comercios. «Los controles son rigurosos y, en general, por la alta rotación de medicamentos en farmacias y porque no hay locales sobreestockeados, no hay productos vencidos a la venta», informa este miembro de Farmacopea. Informa que hay un plazo razonable para devolver a la droguería el medicamento que está por vencer.

Uno de los problemas que señala el sector es la posibilidad de venta libre de medicamentos en kioscos o, incluso, supermercados, que se da en Buenos Aires. La ley que fue vetada por el jefe de la Ciudad, Mauricio Macri, establecía que sólo se podía vender medicamentos en farmacias habilitadas. «El problema de vender en la vía pública medicamentos fraccionados es que torna imposible el control; los vencimientos no se pueden constatar ni en los blísters ni en las cajas», cuestiona el farmacéutico.

Fuente La Nacion
Nota completa: http://goo.gl/KUYD9C

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