El Doctor Roberto Crema sostiene en “De la Especialización a la Vocación: la Educación del Siglo XXI”, que la palabra Educación (del latín educare) significa “traer para afuera la sabiduría inherente al individuo: actualizar su potencial vocacional”. Podemos observar que, en su mayoría, el sistema educativo actual no cumple con ninguna de estas características:
1) No “trae para afuera” prácticamente nada (salvo tal vez frustraciones, ira y desánimo). Por el contrario, “trae de afuera para adentro” una serie de datos e informaciones que a menudo pueden ser obsoletas, aburridas, incompletas e inclusive “contaminantes”, tanto mental como espiritualmente, por no dejar espacio para la reflexión propia.
2) No contempla a “la sabiduría” como parte de sus contenidos, partiendo de la premisa que el conocimiento sin la sabiduría es inútil, e incluso peligroso (al contrario de las culturas indígenas, donde la sabiduría era la meta máxima y tenía que ir a la par con cada pensamiento, cada palabra y cada acción).
3) No reconoce que la sabiduría es inherente a cada ser y que el individuo tiene todo dentro de si. Por eso es importante observar las fortalezas de los estudiantes, confiar en ellos y afianzar su potencial vocacional.
De esto podemos inferir que, por el momento, casi toda la educación, tanto escolar como casera, no es más que una acumulación de datos e informaciones muy a menudo sin uso, ni interés, ni aplicaciones; es una imposición de conceptos ajenos, que se originan desde afuera, y que ignoran total y deliberadamente la sabiduría como proceso y fin. A este cuadro hay que añadir un temor casi paranoico al cambio, que incide a nivel individual a la vez que generalizado, en el caso de las instituciones, que se origina por el hecho de ver su ego, intereses y fundamentos de vida cuestionados (o reconocer acaso que no se tiene ni fundamentos, ni rumbos, lo que en si sería realmente lamentable).
En esas condiciones, no es de extrañar que una de las primeras tareas de los niños índigo -ya sea tácita o explícitamente- es la transformación del sistema educativo, porque es la primera matriz a la que se confrontan como niños. Por sus características, a medida que crecen, ellos, como nuevos líderes, irán denunciando y cambiando los demás sistemas: sociales, ambientales, económicos, de salud, tecnológicos (con nuevas fuentes de energía). Muy a menudo éste es un tema común y corriente de sus conversaciones y juegos.
Thomas Armstrong (2001:7) comenta: “Existe un grupo de niños totalmente incapaz de continuar la pantomima, más que nada porque su modo original de aprender choca fuertemente contra la manera estrecha como las escuelas enfocan el aprendizaje. En los últimos años, estos niños se han ganado un par de calificativos injustos: se ha dicho que tienen ‘dificultades de aprendizaje’ y ‘déficit de atención e hiperactividad’.” Aquí podríamos incluir una etiqueta más: ‘índigo’.
Recomendamos el libro del Doctor Armstrong Inteligencias Múltiples. Cómo descubrirlas y estimularlas en sus hijos a todos los padres y docentes preocupados, para que descubran que sus hijos y alumnos no solamente son totalmente “normales” dentro de los nuevos parámetros educativos estudiados muy a fondo por Armstrong y Gardner durante la última década; incluso puede que sean excepcionales.
Marshall McLuhan comentaba (en David V. Tansley, 1977:173): “Hoy en día, nadie puede ocupar una posición fija o encontrar una meta fija e inamovible […] Un joven doctor será tan obsoleto el día en que se gradúe como lo será cualquier ingeniero. Ambos habrán pasado años adquiriendo largos paquetes de datos informativos, mientras viven en un mundo real en el cual existe un mosaico de información moviéndose a toda velocidad”. Esta cita fue escrita antes de 1977, y es hoy aún más verdadera que nunca, en 2002.
En general, el chico de la nueva generación no puede conformarse con la educación actual, la rechaza en su conjunto como un sistema caduco , sin interés. Pero, es tan brillante y creativo que está dispuesto a buscar y aplicar soluciones propias si tiene confianza y se siente apoyado. Sabe lo que necesita y lo que no necesita. Un joven índigo a quien nadie escucha o hace caso, podrá optar por expulsarse del colegio, cambiarse de plantel y, de ser necesario, por ser totalmente autodidacta.
Definitivamente, presentan otras maneras de aprender y de ser. En la Fundación INDI-GO y en los establecimientos de educación alternativa que visitamos, hemos observado, hasta ahora, que los niños y jóvenes de la nueva generación, en general:
– Trabajan mejor en pequeños grupos. Se “marean” y se sienten agobiados en grupos grandes, tienen dificultades si hay mucho ruido, conmoción, confusión . También fluyen mejor con un tutor individual .
-Necesitan momentos de soledad completa donde “recuperar” su energía.
– Son muy rápidos en todo lo que hacen (¡y los adultos piensan que tienen déficit de atención!). Según los profesores, muy a menudo, luego de haber dado la secuencia de pasos para sacar un resultado, algunos niños llegan al resultado final saltándose ciertos pasos o a veces todos. Otros usan sus propios métodos, que no fueron explicados en la clase, llegando al resultado correcto.
– Les gusta ver “en grande”, les interesa los problemas del mundo, y se preocupan por los problemas sociales, políticos, ambientales .
– Se desenvuelven mejor si están en contacto regular con la naturaleza y con el agua (“renuevan” sus energías y se abren “canales”).
– La materia estudiada tiene que ser de interés para ellos, de lo contrario se aburren totalmente.
– Hay que presentar práctica de “cosas de verdad”. Si no, ¡se rehusan rotundamente! “Mamá, eso es totalmente inútil, que estúpido, etc…”. Si se trata de un experimento y/o un juego, aún mejor.
Un consejo para los padres: en caso de cambio de escuela, buscar la nueva con el niño y preguntarle cómo la “siente”. No es que el niño tiene que mandarle o manipular al padre, sino que, al fin y al cabo, es él quien va a pasar toda su infancia y tal vez casi la totalidad de su juventud en este establecimiento, entonces, es mejor que le guste… le evitará muchos problemas en el futuro.
Sra. Noemí Paymal
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