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7 tipos de cansancio: reconocer el propio es fundamental

Aprender a identificar qué tipo de cansancio es el que sentimos puede ser el paso inicial para recuperar nuestra vitalidad. Por Natalia Carcavallo


“¿Cómo estás?”. “Cansado”. Enfrentados a esta pregunta tan simple y tan compleja a la vez, la misma respuesta se repite en casi todas las personas que conozco. Si hago memoria, es la condición primaria en la mayoría de nosotros desde hace mucho tiempo.

¿Por qué estamos cansados todo el tiempo?
¿Es un mal de época?
¿En dónde nos excedemos?
¿Qué es lo que estamos haciendo mal?

Con esa sensación de estar viviendo con el tanque de reserva y de llegar con lo justo a cumplir cada tarea, hemos aprendido a convivir e incluso la hemos naturalizado. 
Probamos de todo. Un viaje de pocos días, cambiar la rutina, establecer horarios, acotar salidas, intentar bajar la autoexigencia, meditación, deporte, placeres, naturaleza…
¿Qué más podemos hacer para empezar a sentirnos de otra forma?

El cansancio permanente es un tema fundamental del que necesitamos ocuparnos y nos impacta de muchas formas en nuestra salud física, emocional y espiritual. No hay diagnósticos ni recetas que puedan resolver estos estados si no les damos la dimensión que realmente tienen. Es cierto que hay una danza de la vida que pretende hacernos bailar a un ritmo imposible, que los contextos son desafiantes y que el cansancio no es solo un problema individual. Hay demasiadas cosas sucediendo sobre las cuáles no podemos intervenir, pero sí podemos empezar a desentrañar estos nudos internos, aprendiendo a discernir qué tipo de cansancio tenemos.

¿Cuántos de nosotros nos pasamos un fin de semana entero “haciendo nada” y de todas maneras nos sentimos agotados? Hacer nada es la respuesta correcta sólo para un tipo de cansancio. Sí, hay muchos tipos de cansancio. Aprender a discernir qué tipo de cansancio es el que tenemos nos permitirá ir a buscar soluciones o facilitaciones más certeras para esos estados.

La reconocida Doctora en Medicina Saundra Dalton-Smith identificó siete tipos de cansancio. Para cada uno de ellos hay recomendaciones particulares.

Los 7 tipos de cansancio

  • Cansancio mental

Se refiere al conocido Burn out. Nuestra capacidad de pensar y decidir se resiente. Nos volvemos dispersos, tardamos el doble de lo habitual en resolver tareas simples, la mente está agotada. Nos olvidamos nombres y datos obvios. Se nos dificulta aprender algo nuevo por más fácil que sea. En ocasiones nos juzgamos duramente. Vemos nuestras fallas y creemos una falta de compromiso o de voluntad, pero en realidad es sólo agotamiento mental. Volver a reconectarnos con la naturaleza, con los placeres simples, con el juego y hacer cosas que no requieran pensar, analizar o incorporar más datos, colabora a darle descanso a nuestra mente.

  • Cansancio físico

Es el más fácil de identificar porque se manifiesta en el cuerpo. Lo sentimos en los músculos, en la tensión de la espalda, en el esfuerzo le debemos poner para hacer las tareas de siempre. Para recuperarnos de este cansancio si funciona hacer curas de sueño, y crear micropausas reparadoras durante el día.

  • Cansancio emocional

Es uno de los cansancios más difíciles de aceptar .Dejamos de estar disponibles para conversaciones profundas, para escuchar problemas de cualquier tipo. Sostener una conversación que demande empatía o ser soporte de otro se convierte en una tarea titánica. Estamos agotados y entonces emergen emociones de tristeza, abatimiento. En ocasiones, tenemos estallidos de ira. En general, es un estado que se experimenta en soledad. La mayoría de nosotros tenemos dificultad para reconocerlo y para habilitarnos a sentirnos así por la propia autoexigencia. Encontrar refugio en los vínculos verdaderos, en donde podamos expresar nuestros miedos y nuestro hartazgo sin sentirnos juzgados de algo que no se ve, pero se siente puede ser un inicio para reencontrar un estado de paz y de recuperación de nuestra capacidad emocional.

  • Cansancio social

Es uno de los males de este tiempo. Nos sentimos agotados del exceso de socialización y de compartir actividades con otras personas. Se acrecienta si los círculos de los que somos parte ya no nos nutren o “se juntan” para hacer planes que ya no son coherentes con quienes somos ahora. Hace un tiempo en este mismo espacio publicamos una nota sobre Resaca social dónde profundizábamos un poco mas sobre por qué el exceso de reuniones nos puede hacer mal. Retirarse un tiempo de las actividades con otras personas, permitirse un tiempo para la soledad para la reconexión con lo propio, para observar qué nos pasa cuando no estamos compartiendo con otros y para procesar el sobre estímulo puede resultar muy sanador.

  • Cansancio creativo

Es un cansancio con “buena prensa”, pero produce tanta angustia en quienes lo sienten, como los otros tipos de agotamiento. Es un estado que se hizo muy popular en las empresas de vanguardia. Uno se siente bloqueado, incapaz de crear algo nuevo o de encontrar soluciones innovadoras para las tareas de siempre. Se asocia al cansancio mental pero es diferente. Estos tiempos nos exigen ser creativos, no sólo cuando nuestro trabajo se asocia a ello, si no que la vida cotidiana nos obliga a diseñar soluciones innovadoras todo el tiempo, seamos conscientes de ello o no. Reconectar con el placer, con el arte, evitar todo lo que nos sobreestimula y que nos llena de información puede ser una forma de resolución. No podemos ser curiosos ni dejarnos sorprender cuando sentimos que el mundo nos satura.

  • Cansancio sensorial

La sobreestimulación a la que nos enfrenta este tiempo también satura nuestros sentidos. Ruido, luces, pantallas encendidas que emiten información, música sonando, gente, colas, conversaciones en simultáneo, negocios, promociones. Necesitamos apagarnos. Cada vez somos más los que al final del día necesitamos desconectarnos de todo, y volver a alimentar nuestros sentidos de otros estímulos. Recuperar el tiempo para comer y disfrutar el ritual, la oscuridad para poder descansar, el silencio para descontaminar el exceso de mensajes. Hemos aprendido que no nos perdemos de nada si detenemos el afuera por un tiempo. Por el contrario, ganamos tiempo vital, claridad y paz mental. Nos recuperamos a nosotros mismos.

  • Cansancio espiritual

Cada vez más personas descubren que tienen este tipo de cansancio. Abarca mucho más de lo que seamos capaces de describir en palabras. Para empezar a comprender de qué se trata es posible referirnos a aquellos momentos en que dejamos de encontrarle un sentido a nuestra vida y nos inunda la sensación de “¿total para qué?”.

Hace algunos años, en Esencia y Sentido, hablamos de ese estado y lo llamamos anhedonia. “¿Cómo recuperar el entusiasmo por la vida?: Anhedonia, un mal de esta época”. Este concepto nos puede dar una idea inicial para comprender de qué se trata el cansancio espiritual.

La sociedad del cansancio

Algunos de nosotros experimentamos un cansancio y en ocasiones, varios a la vez. El cansancio no es sólo un problema individual. En La sociedad del cansancio, un libro de lectura fundamental, Byung-Chul Han explica que vivimos en la sociedad del rendimiento y “el cansancio de la sociedad del rendimiento es un cansancio que aísla, divide y provoca el infarto del alma”.

La descripción descarnada que realiza sobre este tiempo es un llamado urgente a una toma de conciencia. ”Necesitamos regresar a la vida contemplativa, al silencio, a tomarnos un tiempo para poder pensar y regresar a la fuente de todo”, explica. ”Lo que aporta real sentido a la vida es el amor. No el amor de pareja ni de una relación erótica, sino el amor en tanto que apertura hacia el otro, a crear vínculos dentro de la diferencia, que hablen de correspondencia y reciprocidad”.

Que así sea.

Por Natalia Carcavallo
wetoker

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