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“Baby Steps”, la nueva vida después de un gran dolor.

baby steps

Baby Steps o Pasos de bebé . Reaprender e ir despacio y sin exigencias es clave para enfrentar este nuevo tiempo.
Por Natalia Carcavallo

Hay muchas personas, en nuestros entornos, que están atravesando una crisis de vida más grande de la que jamás podrían haber imaginado. Es un amor que se termina, una verdad que se rebela, un negocio que hay que cerrar, una familia construida que ya no funciona.
Estoy segura de que en este tiempo a todos nos ha atravesado alguna situación que nos tocó las fibras más sensibles y movilizó las estructuras rígidas de la vida que habíamos podido crear hasta aquí.
En medio de este tiempo, se dan diálogos como este:

– Hay días, te juro, que me quiero morir. No doy más. Esto es demasiado doloroso. Tengo miedo de sentirme así para siempre. No tengo ganas de nada. Lo único que hago es llorar y llorar”.

– Y llorá todo lo que necesites.
Si sentís que te morís, está bien, sentilo… de cierta forma es cierto, hay una parte tuya se está muriendo.
Sólo ocúpate de mantener el cuerpo vivo.
Respirá, comé y dormí. Sólo ocúpate de eso. Así, como los bebés. Si seguís sintiendo que te querés morir, déjalo así. 
No le escapes a esa emoción ni la creas incorrecta. 
No elegimos lo que sentimos. No te presiones por salir de ahí.
Eso lo hará peor, pero haceme caso… comé, respirá y dormí. 
Cuando tenés que despedir una parte de tu vida y el final es inevitable, duele.
No sé ponerle palabras a este desgarro del alma, pero lo que sí sé es que hay vida después de esa vida que hoy pensás que se terminó. Lo que sí puedo asegurarte es que es probable que sea aún mucho mejor.
Ahora no lo podés ver, lo sé, pero aférrate a esta certeza.
De a poco vas a volver a la superficie. No son palabras bonitas.
Es así el proceso y no se puede apurar. Va a doler lo que tenga que doler, pero te garantizo que hay una vida nueva que espera por vos”.

En escenarios distintos, con temas particulares y con historias diferentes, estamos todos experimentando algún proceso que nos hizo o que nos hace tambalear y no nos deja más opción que retirarnos de la superficie.
Ya lo sabemos. Miedo, incertidumbre, finales inesperados, enfrentarse con la verdad.
A eso podemos sumarle carencias, urgencias materiales, desesperación y agobio.

Hay un concepto que actualmente manejan muchas personas en el mundo del marketing y que se aplica para las empresas que están emergiendo: “Baby Steps”.

Si despojamos esta expresión de todas las connotaciones del mundo de la cáscara y de la pose, podremos darnos cuenta de que es un concepto muy profundo y fundamental que puede servirnos como guía para caminar este presente continuo y el tiempo por venir.

Cuando algo en nosotros llega a su fin y mientras terminamos de procesar el dolor, empezamos el camino de regresar a una superficie probablemente más fértil que en la que solíamos andar. Sin embargo, en ese camino de retorno, tendremos que aprender muchas cosas de nuevo y retomar algunas rutinas como si jamás las hubiésemos hecho antes.

Ya tuvimos un atisbo de cómo se siente eso, este año, cada vez que necesitamos regresar a la calle.
Hubo que aprender nuevas formas de hacer todo. Cada proceso demoraba, nos equivocábamos, nos olvidábamos de pasos fundamentales y, aún, con la tensa atención sobre cada paso, no sabíamos si lo estábamos haciendo bien.

De la misma forma que nos sucedió en esta particular cotidianeidad en la que tuvimos que accionar con nuevos protocolos obligados, sucederá también con nuestro nuevo yo y con los recorridos de la vida nueva que deberemos trazar.

Baby Steps, así de simple

Después del dolor, vamos a necesitar maternarnos a nosotros mismos. Podemos aprender a ser nuestra mejor compañía y aplicar toda esa paciencia, compasión y amorosidad al proceso de volver a gestarnos a nosotros mismos y a construir una nueva identidad.

Muchas veces, en las conversaciones compartidas con otros que están en pleno ardor y en plena crisis de finales de ciclo, aparece este pregunta:
¿Por qué eso, que hacés con los otros, no lo hacés ahora con vos mismo?
¿Por qué no te tratás de la misma forma en qué sos capaz de tratar a los demás?

Para nuestros amigos y familias siempre nos nace la compresión, la entrega, la escucha atenta y sensible ¿Y si lo aplicamos sobre nosotros en vez de dañarnos en culpas, reproches y exigencias?

Para los que somos padres o cumplimos esa función de alguna forma, es una imagen aún más clara. ¿Y si nos tratamos de la misma manera en que lo hacemos con nuestros hijos, alumnos, sobrinos, perros, gatos y suculentas?

Festejarnos los pequeños pasos, sonreírnos de la propia torpeza cuando queremos intentar algo nuevo y no nos sale bien, sorprendernos cuando volvemos a escuchar música como si fuera la primera vez. Alegrarnos si somos capaces de dormir una noche completa y de comer toda la comida.
Nos tenemos que aplaudir un poco cuando sumamos una nueva habilidad, por más simple que sea.
Tratémonos suavemente, dejemos que los procesos sucedan despacio y que la vida en blanco y negro vaya, de a poco, ganando sus colores pastel. Con ingenuidad ante lo nuevo, con una mirada renovada sobre lo que ya estaba dado, sin exigencia y sabiendo que los garabatos que dibujamos en un papel también pueden ser arte.

Ahora no es tiempo de grandes certezas y mucho menos de sacar conclusiones. Pasos de Bebé. Baby Steps. Corazón y pases cortos, también.

Que así sea.

Natalia Carcavallo
wetoker.com

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