Practicar yoga no tiene como objetivo la forma de tu cuerpo, sino la forma de tu vida. Es una filosofía que ayuda a liberarse del miedo, la angustia y la ansiedad.
Por Natalia Carcavallo
«El yoga no se realiza, se vive. Al yoga no le importa qué has sido;
le importa la persona en la que te estás convirtiendo».
Aadil Palkhivala.
EL yoga ya forma parte de la vida cotidiana de millones de personas, también en este lado del mundo. Muchas han encontrado en su práctica, bienestar físico y emocional. Incluso han suplido las rutinas de gimnasio por clases semanales. Sin embargo, Yoga es mucho más que Asanas, meditación y respiración. Es una filosofía de vida. Como lo ha dicho Indra Devi, es un camino hacia la libertad y si lo practicamos de forma constante, nos podemos liberar del miedo, la angustia y la soledad.
Ya no es necesario describir todos los beneficios que nos aporta el Yoga, pero quizás sea tiempo de dar un paso más y expandir estos estados que logramos en las prácticas a nuestra vida cotidiana para adquirir una nueva dimensión.
¿Cómo podemos hacer del Yoga una verdadera filosofía de vida?
“Debemos convertir la meditación en una técnica de vida, un arte de vivir. Meditamos y luego llevamos a la vida cotidiana la actitud que nos ayuda a forjar la meditación, basada en el esfuerzo correcto, la ecuanimidad, la atención, el sosiego, la lucidez y la compasión” Así lo sintetiza Ramiro Calle, uno de los más reconocidos maestros de Yoga que ha ofrecido esta enseñanza en España desde hace mas de 40 años.
Por su centro “Shadak” han pasado mas de 500 mil personas. El manifiesto de este lugar nos ofrece algunas pautas para empezar a trasladar aquello que recibimos y experimentamos en las clases a nuestra vida.
Manifiesto
– Nada de lamentaciones
– Nada de autocompadecerse
– Superar la autoimportancia
– Cambiar el no puedo por el no quiero
– Cambiar el me hacen por el me hago.
– Nada de pretextos ni justificaciones
– Ser responsables de nuestros actos
– No arrogarnos cualidades que carecemos.
– Aceptación de nosotros mismos y los demás
– Ecuanimidad más allá de la avidez y la aversión
– Estar consciente y vigilante
– Tomar la vida como una maestra
– Ser de todos, pero de nadie en demasía
– Ser tu propio refugio
– Vivir cada momento como si fuera el primero y el último en apertura amorosa
Como muchas otros Maestros, Ramiro Calle también siente necesario echar un poco de luz sobre qué es el Yoga y que no para que no se termine convirtiendo solo en una práctica que atente contra la esencia de esta sabiduría sagrada.
En su último libro lo aclara con mucha contundencia:“El yoga no es gimnasia, ni un deporte.
No es una religión, ni un culto y menos un dogma”.Calle propone reflexionar sobre las palabras del profesor Sonu Shandasani:
“La proliferación de clases de yoga junto a cursos de aerobic, entrenamiento para perder peso, masajes y otras sectas del contemporáneo culto al cuerpo en los gimnasios y centros deportivos, nos puede hacer olvidar fácilmente que el yoga es una antigua disciplina espiritual».
En relación con la ansiedad, un mal de época, quisimos saber de qué forma la práctica de Yoga puede aliviar esta sensación. La respuesta del Maestro fue contundente: “Por un lado hay que utilizar todas las herramientas yóguicas para bajar el umbral de la ansiedad y por otro, cambiar la manera en cómo enfocamos las cosas y cómo reaccionamos. Tenemos herramientas como las posturas, los ejercicios respiratorios,
la relajación, la concentración, la meditación y otras. Hay que irse transformando y conseguir una nueva manera de ser».
Ramiro Calle lleva escritos mas de doscientos libros.
El último se llama Conversaciones con un maestro… viaje a los adentros.
Es el resultado de un intercambio entre alumno y maestro.
Da cuenta de incontables reflexiones sobre la vida cotidiana que se transforman en profundas enseñanzas.
Para aquellos que están iniciando sus búsquedas ¿por qué la práctica del Yoga puede ayudar a transformar su vida y a modificar aspectos de sí mismos y del mundo que los rodea? La mente es la precursora de todo.
Urge cambiar la mente, eliminando sus tendencias insanas de ofuscación, codicia y odio.
Cada uno debe tratar de transformarse y mejorarse, embelleciendo su mente, y así aportando sosiego y compasión a los demás.
“Hay un adagio: el mismo suelo que nos hace caer es en el que tenemos que apoyarnos para levantarnos.
Tratar de transformar el veneno en néctar, tratar de sacar aprendizaje y enseñanza de todo, tratar de aplicar la ecuanimidad y la resistencia anímica”, explica Calle.
– ¿Y si nos da miedo? ¿Y si duele demasiado y nos sentimos paralizados?
“El miedo está ahí. Es una respuesta defensiva, pero hay que evitar añadir miedo al miedo.
Hay un miedo muy valioso y defensivo, el instintivo. El problema es el miedo imaginario y el miedo al miedo.
Hay que saber hacer muchas cosas con miedo”, afirma el Maestro.
Con algunas palabras, Calle da claves para entender esta filosofía: “Ser espiritual no quiere decir estar adscrito a un culto religioso. Ser espiritual, verdaderamente, es querer mejorarse, evolucionar conscientemente, ser más cooperante y eliminar los tóxicos emocionales. No me muevo por creencias sino por experiencias.
La creencia puede ser un punto de partida, pero solo eso, hay que complementarla con la experiencia, la sabiduría de la mente debe ir acompañada de la sabiduría del corazón.
No hay muchas razas humanas, sino solo dos: las personas de buenos sentimientos y las de malos sentimientos. Las personas buenas son muchas más que las malas, pero éstas últimas se organizan mejor.
Si en la mente humana están las denominadas por Buda “raíces del bien y raíces del mal”, hay que trabajar sobre uno mismo para estimular y desplegar las raíces del bien o de lo sano (lucidez, generosidad y compasión) y erradicar las raíces del mal o de lo insano (ofuscación, avidez y odio).
Natalia Carcavallo
wetoker.com