¿En dónde y cómo podemos encontrar guía y orientación para la vida cotidiana?
Aprender a darle un nuevo significado a nuestra vida puede ser una salvación o una evasión. No hay certezas, ni predicciones ciertas.
Por Natalia Carcavallo
No es una novedad. Hay demasiados procesos de transformación sucediendo a la vez.
La vida cotidiana como la hemos conocido se va terminando y una nueva forma para todo pulsa por emerger. En esta transición de los tiempos y de las formas de comprender quiénes somos, qué hacemos y para qué estamos aquí necesitamos orientación.
Cuando las respuestas no aparecen por los caminos de la razón, finalmente nos animamos a buscar significado en otros lenguajes. La búsqueda de un nuevo sentido, en algún momento nos encuentra.
Para más personas de las que somos capaces de contar ese” algún momento” es ahora.
Es por eso, que después de siglos de estar enterrados, regresan a la superficie saberes ancestrales, medicinas de la tierra, y lenguajes, para comprender la información del alma, que fueron relegados por el imperio de la ciencia y por otras formas de abordar la verdad que se nos ofrecieron como únicas y que nos prometieron un mundo de certidumbre que jamás se manifestó.
Nuevos significados para las experiencias de siempre
Cada vez somos más quienes nos animamos a habitar la vida cotidiana no solo como una experiencia material sino también como una aventura simbólica y es entonces cuando el pasado, el presente y quizás también el porvenir adquieren una nueva dimensión.
“Estamos todo el tiempo detrás de pistas simbólicas. Su búsqueda es un aliciente y un estímulo constante para encontrar formas más plenas y ajustadas de expresar lo que ocurre y lo que nos ocurre. Habitar la vida simbólica es ser capaces de relacionarnos con los símbolos detrás de los hechos materiales y es un proceso permanente. Tal como lo simbolizaba Don Juan, el mítico maestro de Castañeda, cada uno puede encontrar la forma de atravesar su matorral”, explica la licenciada Ada Jimena Marcos, psicóloga junguiana y escritora.
Don Juan, el mítico maestro de Castañeda afirmaba:
“Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral. Cualquiera que elijamos es correcto, pero para poder elegir solo tenemos que preguntarnos ‘¿tiene corazón este camino?’. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita”, decía Don Juan.
La Astrología, un camino para atravesar el propio matorral
Para la Licenciada Marcos, para mí y para tantas otras millones de personas, uno de los caminos que tiene corazón es la Astrología. Por eso, el fin de semana próximo, un grupo de profesionales de la Astrología, de la psicología junguiana, y de otros abordajes simbólicos, realizarán el primer congreso de Astrología de forma virtual y gratuita: ” La vida simbólica” organizado por Numen, la escuela de astrología y lenguajes simbólicos.
Sueños, Alquimia, Astrología Kármica, Mitología, Poesía, Astrogenealogía, Psicología Jungiana serán algunos de los contenidos que allí se compartirán para quienes sientan que es tiempo de adentrarse en esas formas de reconocerse, de profundizar en uno mismo y en la vida que nos une como humanos y en red.
La espiritualidad como evasión de la vida cotidiana
La reaparición de otros lenguajes para encontrar nuevas y mejores respuestas y el despertar masivo de este interés trae aparejado también un tiempo de confusión.
Por un lado, se populariza un uso no conveniente de ellos y se prometen resultados inquietantes.
“¿Hay personas que “consumen” estos contenidos como evasión?”, le pregunté a la Licenciada Marcos. “Sí, hay demasiado uso recreativo de la astrología.
En muchas personas, también se acrecienta el deseo de control a través de ella.
Existe una fantasía sobre lo que la Astrología podría llegar a producir una especie de manipulación técnica por parte del ego. No somos quienes para condenar esos usos, pero nos reservamos el derecho de mostrar otros. Por eso creo que el Congreso es una oportunidad para mostrar una posición diferente frente a estos saberes, otra actitud ética hacia los símbolos”, explicó la licenciada.
– ¿Cómo podemos diferenciar si estas búsquedas son un escape o un encuentro de la vida cotidiana?
– Creo que cada uno, en su fuero interno, sabe a qué programa está sirviendo.
Todo discurso puede ser una herramienta de evasión, para eludir el encuentro transformador con la verdad al desnudo. Un lenguaje simbólico, una tradición espiritual, una psicoterapia, debería ayudarnos a estar a la altura de nuestra realidad y del propio camino, más allá de lo que hubiésemos deseado o fantaseado que ese camino sea.
La astrología nos muestra -a menudo- procesos aterradores, sombras y desafíos que no querríamos transitar.
Como dice un psicólogo posjunguiano, Wolfang Giegerich:
”nada debería salvarnos de la dificultad”.
En todo caso deberíamos encontrar la fuerza y los puntos de apoyo para ir a través de esa dificultad, transitarla y comprenderla. Las promesas de salvación, de redención y las fórmulas mágicas ofrecidas a través de la astrología, la psicología o cualquier disciplina de la interioridad deberían resultar de mínima sospechosas.
Podemos aprender a diferenciar la herramienta de sus usos y de las agendas que las manipulan.
En tiempos donde cualquier persona se autopercibe legítima para divulgar ciertos saberes, crear un espacio de encuentro gestado por profesionales que, desde años, están comprometidos con su camino y que dedicaron gran parte de su vida a esa profundización es un alivio. Además de dotar de una dimensión más profunda a nuestra vida, necesitamos entrenarnos en el desafiante arte de discernir a quién escuchamos, por qué y para qué.
“El conocimiento siempre tiene un propósito mayor, que es el de ser compartido. Con esa impronta de servicio y desde la conciencia de que los lenguajes simbólicos sólo pueden ofrecernos orientación, recorrer los caminos se transforma en una experiencia más sana, nutritiva y compasiva con nuestras propias historias.
“No hablamos de orientación, como la descarga de un catálogo de acciones o recetas, sino como un movimiento vivo que emerge desde un lugar muy profundo y nos ayuda a darle espesura y profundidad a nuestra existencia”, explica la Licenciada Marcos, quien desde hace décadas se siente convocada a profundizar y a servir a los fenómenos del alma mientras sigue trabajando en la propia.
De forma virtual y gratuita, todas las personas que se sientan convocadas, podrán ver onñline “La vida simbólica”. Los expositores que allí ofrecerán sus saberes están guiados por el propósito de compartir, de intercambiar y de hacer red.
Hay muchas y muchos como ellos, gestando nuevas formas de pertenencia y eso convierte a este presente exigido, desafiante y confuso que nos encuentra, también en un tiempo esperanzador.
Que así sea.
Natalia Carcavallo
wetoker.com
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