Una buena alimentación determina nuestra calidad de vida y sirve para protegernos de enfermedades.
Alex Pamies, un reconocido especialista en naturopatía, nos ayuda a reflexionar sobre los hábitos más saludables cuando comemos.
“Hay cosas que dicen que son saludables y que en verdad no lo son.
Es necesario aprender y prestar atención a la forma en la que nos estamos alimentando.
Cada uno tiene que hacer su experiencia. Es fundamental tener el registro en el propio cuerpo de cómo nos hace sentir aquello que comemos”.
Así lo define Alex Pamies, un joven y reconocido especialista en naturopatía que forma parte de «La dulce revolución», el movimiento español que nació hace casi dos décadas y que ha ayudado a miles de personas a transformar sus hábitos para prevenir enfermedades, para sanar algunas y definitivamente para lograr una vida más plena.
“Sería fundamental que en las escuelas se den clases de educación alimentaria de la misma forma en que se enseña educación física. Todos los jóvenes deberían aprender a gestionar su salud a través de una dieta sana. La comida es vital”, explica Pamies.
Anticipando su llegada a Argentina para dar dos charlas llamadas “Sabiduría para estar sanos” y “Plantas y alimentación en procesos oncológicos”, le pedimos que nos ayude con algunos consejos para poder tomar mejores decisiones para nuestra autogestión en la salud, un tema que él promueve a través de charlas y capacitaciones.
Pamies insiste en que debemos aprender a elegir lo que comemos y en que hay demasiados mitos alrededor de aquello que nos beneficia. Asegura que es fundamental empezar a desterrarlos por muchos motivos.
Entre las creencias que hay que derribar, señala la que se refiere a “las cinco comidas diarias”.
Asegura que muchos estudios sostienen que es perjudicial. «La permanente ingesta de alimentos evita el descanso del sistema digestivo e impide generar la autofagia, un proceso fundamental en el que las células se comen sus desechos.
La autofagia es una especie de canibalismo beneficioso porque impide la acumulación de proteínas que ya no necesitamos y es preventivo para el Alzheimer, por ejemplo», explica.
En sus charlas siempre se refiere a los lácteos y en especial a la leche.
Pamies afirma que al dejar de consumirla, se nota un gran cambio en el cuerpo:
“La lactasa es una enzima que tenemos cuando somos pequeños que nos permite digerir la leche materna. A partir de cierta edad se va perdiendo y nuestro organismo deja de estar preparado para procesarla. En muchas personas el consumo de leche genera inflamaciones y síntomas en la piel. Si consumimos lácteos debemos saber que lo hacemos por gusto, pero no podemos considerarlos como alimento».
El naturópata y especialista en nutrición celular activa también cuestiona que la punta de la pirámide alimentaria esté ocupada por los hidratos de carbono. También critica la industria de lo light.
En su opinión, es imperativo que dejemos de consumir comida envasada.
Las grasas saturadas no aportan nutrientes y la deficiencia en vitaminas y minerales genera enfermedades subclínicas.»Necesitamos empezar a cambiar los hábitos y los lugares en los que compramos nuestros alimentos.
Menos supermercado y más frutería y verdulería».
En lo que se refiere a los reemplazos, el especialista sostiene que los refinados como el azúcar y la harina blanca son fáciles de suplantar.
La calidad de lo que comemos afecta a nuestras emociones
Otro punto en el que Pamies hace foco para ayudar a tomar conciencia sobre nuestras elecciones tiene que ver con la vinculación entre aquello que comemos y cómo eso afecta a nuestros estados emocionales.
Uno de los casos más conocidos y comprobados es el consumo de azúcar refinada.
El exceso de dulces de mala calidad produce excitación y nerviosismo.
Cuando el azúcar decae, nos sentimos cansados y con fatiga.
Tenemos altibajos permanentes en nuestra vitalidad.
Los alimentos procesados y aquellos que contienen glutamato mono sódico generan ansiedad continuada y una necesidad permanente de ingerir comida.
Sustituirlos es muy sencillo. «Inicialmente es fundamental elegir frutas y verduras de estación que garantizan que conservan sus propiedades naturales.
Cuantos más frescos sean los productos que consumamos, menos químicos tendrán. Cereales, legumbres, frutos secos tienen los aportes que nuestro cuerpo necesita. Así de simple», resume Pamies.
Además hace hincapié en la necesidad de hacer depuraciones y semiayunos.
La depuración emutorial nos ayuda a quitar de nuestro organismo los tóxicos que fuimos acumulando:
«Cada cierto tiempo es bueno limpiar nuestros riñones, hígado y colón y hay algunas fórmulas sencillas».
Hígado: diente de León, cardo mariano, genciana, bolsa de agua caliente en la zona.
Riñón: perejil, ortiga, cebollas, cerezas. Beber de 2 a 3 litros de agua.
Intestinos: aloe, cáscara sagrada, agua de mar, aceite de lino.
Otro de los cambios que señala es el consumo de agua de mar. «La utilizan para cocinar, para limpiar la piel, como enjuague bucal. El agua de mar ayuda a equilibrar el organismo ya que contiene todos los minerales que el cuerpo necesita.
Regula el PH fisiológico, es antimicrobiana, ayuda a la digestión, y a regenerar las células, entre otras propiedades», agrega.
Pamies afirma que no hay cambios inmediatos, que todo empieza por la decisión y que en el proceso se hace la diferencia. A veces los procesos parecen lentos, pero eso es porque se trata de algo de fondo.
«Ir experimentando con nosotros mismos nos da la certeza de que el camino iniciado es correcto porque nos empezamos a sentir mejor. Cuando entrás en este mundo, ves las posibilidades que hay y es una maravilla” concluye.
Por Natalia Carcavallo
wetoker.com