Armar el arbol el 8 de diciembre, una tradición que se repite en varias culturas.
Armar el árbol el 8 de diciembre, un ritual de distintas civilizaciones que siempre esta vigente.
Los celtas adoraban con un árbol todos los 8 de diciembre el nacimiento de Frey, dios del sol y la fertilidad.
Los griegos alababan con un pino al Dionisio, Dios del vino y la Fertilidad.
Los romanos los adornaban con piñas que, para ellos simbolizaba «virginidad».
Cuentan que Martín Lutero fue quién por primera vez puso luces en él, en el siglo XVI mientras que otros dicen que fue el quien impuso el pino en lugar del roble.
Como tantas otras celebraciones paganas, con la llegada del cristianismo esta costumbre se adaptó al nacimiento de Cristo.
Actualmente los cristianos arman el árbol navideño el Día de la Virgen Inmaculada Concepción.
Fecha fijada cuando un 8 de diciembre de 1854 Pío IX proclamó que María (madre de Dios) fue preservada –por un privilegio único- del pecado original desde el primer instante de su existencia.
Luego se comenzó a decorar con adornos, bolas y guirnaldas aparece que esta tradición comenzó en Alemania hacia 1605 con la intención de dar calidez al crudo invierno.
En el Castillo de Windsor se vio decorado con adornos por primera vez en 1841, por el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria.