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Qué es la noche oscura del alma?

*Imagen de Artie_Navarre en Pixabay

Qué es la noche oscura del alma, una oportunidad para renacer.
Es un período difícil de la vida espiritual.
Un camino de búsqueda de sentido que se da al interior de cada uno.
De esa transformación, surge un ser renovado.

 

Casi todas las personas experimentamos, alguna vez, un período en que la vida deja de tener sentido o se vuelve un infierno. Este lapso puede tener origen en un acontecimiento externo como una muerte, la pérdida de un trabajo, el fin de un amor, una enfermedad o cualquier otro hecho inesperado que nos deja sin certezas.

Para otros, el inicio de este tiempo empieza por una crisis interna, pero es igual de desesperante. Todo está bien en el afuera, pero ya no podemos disfrutarlo ni ser felices. Las personas a nuestro alrededor empiezan a parecer extraños, nos alejamos de los amigos, no nos sentimos parte, preferimos la soledad. Dejamos de disfrutar lo de siempre. Creemos que la vida tiene que ser algo más y sufrimos. Nos preguntamos qué estamos haciendo mal o que hicimos para merecer esto. Lloramos, nos enojamos, y si podemos, seguimos nuestras rutinas cargando el peso de la tristeza en nuestras espaldas, con el tanque de reserva energético que nos sostiene apenas, y vamos caminando como fantasmas, como muertos en vida, quizás.

“No hay nada que podamos hacer cuando este tiempo se nos impone,
solo adentrarnos con valentía y con fe en el proceso de transformación.”

No tenemos más opción que recorrer este camino incierto que nos propone o nos impone el alma. Se precipita ante nosotros un nuevo destino que, sepámoslo o no, nos ofrece ir a una vida más plena, más coherente y honesta con quien somos en verdad y por mucho tiempo hemos negado. Al final del recorrido, nos damos cuenta de que muertos en vida, estábamos antes y que el sin sentido era aquello que quedó en el pasado.

 

Este proceso por el cual pasamos muchos de nosotros se llama “la noche oscura del alma”. Está descripto en cuentos, películas, escrituras sagradas de todas las religiones y por supuesto, explicado en el lenguaje de esta época por psicólogos, maestros y otros sabios como Thomas Moore, teólogo y psicoterapeuta, de renombre mundial.

“Una noche oscura del alma es oscura porque no tenemos garantías de que lo que está ocurriendo tenga sentido y en última instancia sea beneficioso. El ser despojado de nuestro mundo tal cual lo conocíamos significa tener la oportunidad de emprender una nueva vida distinta. No podemos renovarla si no salimos de los esquemas vigentes”, afirma en su libro.

Nos sentimos incapaces, nuestras certezas desaparecen, las herramientas que teníamos ya no funcionan y nos sentimos desnudos y vulnerables frente al mundo.

En este estado buscamos desesperados dónde hacer pie, pero estos intentos nos frustran aún más porque es tiempo de ir hacia adentro, de dejarse desintegrar y cuanto más nos resistimos, con más fuerza nos enfrenta la vida al cambio. ¿Duele? Sí, pero este dolor es otra ratificación de que aunque estamos sintiéndonos mal, lo estamos haciendo bien.

El mismo Jung lo afirmó siempre: “No existe una toma de conciencia sin dolor. La gente hará cualquier cosa, no importa lo absurdo que sea, para evitar enfrentarse a su propia alma” . De igual forma lo dice también Joseph Campbell: “La cueva oscura donde temes entrar es donde está tu tesoro”.



La salida es hacia adentro.

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Muchos lo viven como castigo, pero en realidad es una bendición. Es la oportunidad de crear una vida mejor. Saber que estamos atravesando una parte de nuestro camino del héroe, que muchos otros también han transitado y que termina bien, puede cambiar la manera en que hagamos este descenso hacia la verdad de nosotros mismos. Es un tiempo y tiene fin. No estaremos así para siempre.

“Es precisamente porque nos resistimos a la oscuridad en nosotros mismos que nos perdemos de lo más profundo de la belleza, el brillo, la creatividad y la alegría que se encuentran en nuestra esencia”, explica Moore.

La oscuridad no es lo malo en nosotros, es aquello que aún no está iluminado, las otras partes que nos constituyen y que no podíamos ver. Siempre han estado ahí pulsando por emerger y por ayudarnos a sentirnos más completos. Ahora es el momento.

 

Algunos de los síntomas

Apatía: la vida en general se queda sin sentido. No encontramos placer en nada. No podemos disfrutar ni de lo cotidiano ni de los logros más esperados. ¿Volveremos a sentir alegría alguna vez?

Soledad: a pesar de estar rodeado de personas que siempre nos quisieron y sabemos incondicionales, el sentimiento de soledad y de estar solo en la batalla, es inevitable. El proceso es tan profundo que a veces ni siquiera se puede contar con palabras.

Negación del presente: surge una necesidad imperiosa de volver al pasado, en un tiempo y espacio en el que supuestamente estábamos mejor.

Necesidad de huida: intentos desesperados para salir de estas emociones.

Desconcierto: no se sabe qué camino seguir.

Desesperanza: imposibilidad de ver el futuro como algo mejor.

 



El regreso

“Regresar a la vida normal después de una noche oscura del alma, muchas veces no es tan sencillo como uno imagina. Uno ha cambiado. La gente se pregunta por qué ha ocurrido. Tendrá que renovar viejas amistades y tendrá que inventar nuevos hábitos y comportamientos. Las personas son conservadoras y no les gusta que sus amigos cambien”, explica Thomas Moore.

En su libro sugiere cómo explicarle a los demás el cambio: “Vivo una experiencia muy poderosa. Me siento distinto. Tal vez sea como un extraño. No quiero distanciarme de ustedes, pero ya no soy el mismo. Estas simples palabras son más potentes que cualquier disculpa, evasiva o explicación a medias”.

Moore dice que uno no completa su transformación hasta que no regresa a las relaciones. Que esto suceda debe dar una señal a los otros de que la “noche oscura” terminó y que la persona ha regresado. “Diferente pero está de nuevo, otra vez”.

 

No hay nada que podamos hacer cuando este tiempo se nos impone, solo adentrarnos con valentía y con fe en el proceso de transformación. Es el fin de una identidad. Es la posibilidad de una nueva vida.

¿Y si alguien que nos importa, que amamos y que quisiéramos ayudar está atravesando este tiempo? No hay nada que podamos hacer por él. Uno tiene que descender solo, vacío y vulnerable. No hay curitas, ni cotillón que podamos proveer. No seremos andamios cuando la estructura del otro se desmorona. Si como dicen el I Ching: “Es tiempo de atravesar las grandes aguas”, ese nado es individual. Nosotros podemos desearle fuerza y valentía y esperarlo del otro lado de la orilla.

 

Natalia Carcavallo

*Imagen de Artie_Navarre en Pixabay

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