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Tren maya: críticas por el cuidado medioambiental y a zonas arqueológicas

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El Tren Maya, un megaproyecto en el sureste mexicano, que trae críticas medioambientales en zonas arqueológicas.

El Tren Maya es uno de los megaproyectos del presidente Andrés Manuel López Obrador, con más de mil 500 kilómetros de recorrido en 5 estados del sureste mexicano, según el gobierno federal.

Sin embargo, la obra ha enfrentado críticas por su posible impacto ambiental y social de parte de organismos como Greenpeace, en particular con relación al tramo cinco.

Ante estos señalamientos, el gabinete del presidente López Obrador insiste en que la obra integrará medidas de cuidado del medioambiente y zonas arqueológicas.

Durante la conferencia de prensa matutina del 2 de mayo de 2022, Javier May Rodríguez, director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), dio detalles sobre el tema medioambiental. Destacó la implementación de trenes híbridos, de diésel y energía eléctrica, para reducir las emisiones contaminantes en la ruta del Tren maya.

Para este fin, se electrificarán 700 kilómetros de vía entre Mérida y Chetumal, con planes para electrificar en su totalidad las vías. Con esto, se espera una mitigación de 392 mil toneladas de dióxido de carbono para el uso del tren en lugar de los automotores, aseguró el funcionario.

También citó la construcción programada de más de 260 pasos de fauna, para protección de los animales locales. Ello en referencia a las críticas recibidas por ambientalistas entre 2019 y 2022.

Cuidado Medioambiental

Respecto a otras medidas de cuidado medioambiental, la secretaria de medioambiente y recursos naturales, María Luisa Albores González, destacó algunas iniciativas.

Entre éstas se encuentra el impacto del programa Sembrando Vida en torno al Tren Maya, donde se reforestaron 142 mil 852 hectáreas desde el 2019, señaló. En este sentido, comparó la cifra con los 300 mil árboles talados en el tramo cinco del tren, una de las acciones que forman parte de las críticas a esta sección.

La funcionaria de medio ambiente también destacó la presencia de 47 áreas naturales protegidas federales, un total de 54 millones de hectáreas en los cinco estados del proyecto. En torno a la ruta del Tren Maya, apuntó que se encuentran 25 áreas naturales protegidas, con un terreno total de ocho millones de hectáreas.

En estas 25 áreas protegidas se contemplan programas y planes de manejo actualizados, además de la creación de tres nuevas áreas de conservación de este tipo. Albores también prometió programas de ahuyentamiento, de rescate y de reubicación de fauna silvestre, así como de prevención y mitigación en los cenotes.

Zonas Arqueológicas

En cuanto a las zonas arqueológicas de la región, se destacaría la participación de más de 200 arqueólogos y otros especialistas. Así lo especificó Diego Prieto Hernández, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Esta participación consideraría algunas críticas para identificar el patrimonio cultural a proteger, ello para conservar estructuras arqueológicas in situ con el uso de geomalla.

En estas zonas arqueológicas también se procedió a generar imágenes de alta resolución, portofotos y modelos de visualización de relieve, aseguró el director. En otros casos, se ha procedido a registrar y conservar los hallazgos arqueológicos para su traslado a sitios de conservación.

El Tren Maya contempla un programa de mejoramiento de zonas arqueológicas, apertura de nuevas zonas arqueológicas, así como la atención a problemas estructurales y de conservación de los sitios.

Igualmente, se procederá a construir dos nuevos museos, el mejoramiento de los ya existentes y la construcción de centros de atención a visitantes, con la posibilidad de concesionar servicios a comunidades locales.

Voces Críticas

Voces críticas a este proyecto expresaron con anterioridad potenciales afectaciones al medio ambiente, sobre todo en torno al tramo cinco. La organización no gubernamental (ONG) Greenpeace denuncia principalmente que el tramo no cuenta con una manifestación de impacto ambiental.

Por esto, se desconocen posibles daños de la obra para los ecosistemas y biodiversidad de la selva en el mediano y largo plazo, critican.

Entre las posibles afectaciones se pondera el riesgo de colapsos por el tipo de terreno, contaminación del acuífero por instalación de estructuras, así como afectación a cuevas y ríos subterráneos.

También el desequilibrio irreversible de los sistemas ecológicos y la deforestación de grandes áreas de árboles, dificultando la captación de agua hacia el manto freático.

Al respecto, el ingeniero residente, Gustavo Ricardo Vallejo Suárez, declaró en dicha conferencia de prensa que ya se encuentran elaborando la manifestación de impacto ambiental faltante. Sin embargo, como se ha reportado en distintos informes del gobierno federal, la obra avanza pese a la falta de ellos.

Junto a otros megaproyectos, como la refinería de Dos Bocas o el aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya es parte del plan de crecimiento económico de la actual administración federal.

Ante las críticas de diversos grupos ambientalistas, los informes actuales del gobierno de Andrés Manuel López Obrador insisten en mostrar sus planes en esta materia, a fin de combatir las dudas respecto a esta obra.

NotiPress/Jorge Cerino

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