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Tu Bolsa De Patatas

Un día, un profesor pidió a sus alumnos que escribieran en patatas el nombre de las personas con las que tuviesen un conflicto o estuviesen enfadas, y/o el nombre de los problemas que sintiesen estaban viviendo en ese momento. Sólo debían emplear una patata por persona o problema así que tenían que agregar nuevas patatas por cada nombre que quisieran añadir.

Una vez terminaron de escribir todos sus problemas y nombres, el profesor entregó a cada alumno una bolsa transparente con cierre donde cada uno pudiese guardar, de forma más hermética, sus patatas.
Sólo les pidió que, cada día, trajeran en su mochila su bolsa de patatas.
Pasado el tiempo los alumnos aprendieron que:
-Las patatas pesan.
-Con el tiempo las patatas empiezan a soltar un agua extraña, se ablandan y comienzan a pudrirse.
-Se gasta muchísimo tiempo en mirar las patatas en vez de estar haciendo cosas más placenteras, más divertidas o a hacer deberes.
Nosotros llevamos muchas veces patatas en nuestra mochila, aún sin darnos cuenta. Sentimos su peso, cómo empeora la situación con el tiempo y, si lo pensamos bien, nos damos cuenta de cuánto tiempo gastamos en pensar en el problema o en la persona más que en la solución en sí.
Perdonar no es un favor que le hacemos al otro, perdonar nos permite sacar una patata de nuestro bolso personal y eso, al final y al cabo, nos vuelve más ligeros. Es una carga menos para caminar, así que el favor nos lo hacemos, en realidad, a nosotros mismos.
Y respecto a los problemas podemos emplear este proverbio “si tu problema tiene solución ¿por qué te preocupas? y si no tiene solución ¿por qué te sigues preocupando?”.
Esta noche, esta tarde, hoy, saca la patata de tu mochila y fríela, ásala o ponla a cocer, seguro que puedes vivir sin ese peso y disfrutas la comida.

Teresa Alcázar
http://blog.masajemetamorfico.com/
Publicado en Ser Azul Edicion Agosto/ Septiembre 2013

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