Aprender a parar: ¿Cuándo es suficiente?
No podemos detenernos. Siempre hay algo más para hacer: un problema que atender, un chat que reclama, un corazón para poner en Instagram y un audio de más de dos minutos al que nos resistimos a darle play. Por qué somos esclavos de nosotros mismos.
Por Natalia Carcavallo
Aprender a parar: ¿Cuándo es suficiente?




